El impacto de un meteorito hace 65 millones de años, en la actual zona mexicana de Yucatán, provocó una serie de catástrofes que desembocaron en un cambio climático dramático que acabó con los dinosaurios, según una investigación publicada este miércoles en la revista Nature.
Un equipo de científicos liderados por Melanie During, de la Facultad de Ciencias de la Universidad libre de Ámsterdam (Países Bajos), y Denis Voeten, de la Universidad de Uppsala (Suecia), elaboró una cronología horaria de esa extinción, la quinta que sufrió el planeta.
La onda de choque del cráter de Chicxulub atravesó casi 3000 km y levantó gigantescas olas en el Mar Interior Occidental, que en esa época atravesaba la actual América, de norte a sur.
Mientras el agua devastaba todo a su paso, del cielo caía una lluvia de arena vitrificada, provocada por el enorme calor del impacto en Yucatán.
El sitio arqueológico de Tanis, en Dakota del Norte (Estados Unidos Unidos), es clave porque allí se encuentran los restos fósiles de numerosos animales que fueron englutidos por una especie de marejada, según el estudio.
Los científicos analizaron los fósiles de tres esturiones y tres peces espátula procedentes de Tanis, mediante un tomográfico de rayos X de alta resolución en el Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón (ESRF) de Grenoble, y lo primero que comprobaron fue que los peces murieron efectivamente durante esa marejada.
Los peces «estaban vivos y alimentándose cuando ocurrió el impacto, en los últimos minutos del Cretáceo», explica el informe. Murieron en un lapso de «entre 15 y 30 minutos» después del choque del meteorito, según During.
Los análisis llevados a cabo en el laboratorio europeo demuestran que esos peces ingirieron esa arena, sin llegar a digerirla.
Hubo incendios pavorosos y cayó sobre la superficie de la Tierra un largo invierno «nuclear».
El cielo se oscureció y las plantas murieron, y eso provocó la extinción de los herbívoros, entre ellos los dinosaurios saurópodos, y en consecuencia sus depredadores, los tiranosaurios, mientras los océanos se acidificaban.
Las consecuencias del impacto del meteorito en Chicxulub, equivalente a la explosión de decenas de miles de millones de bombas atómicas como la de Hiroshima, se prolongaron durante miles de años, en todo el planeta.