El ataque de las tropas rusas a Ucrania impactó de lleno en el mercado energético. El precio del Gas Natural Licuado (GNL) en el Dutch TTF, principal punto de comercio virtual en Europa, cerró este jueves a 118 dólares por MWh, luego de haber tocado un techo de 144 dólares por MWh. La cifra de cierre equivalente a unos 38 dólares por millón de BTU, un 29 por ciento más que el miércoles. Argentina importó el año pasado 56 buques de GNL para garantizar el abastecimiento de gas en el invierno a un precio promedio de 8,33 dólares por millón de BTU. Por lo tanto, si estos precios se mantienen la erogación adicional que deberá realizar el Tesoro volverá prácticamente imposible el cumplimiento de cualquier promesa de reducción de los subsidios energéticos que se le termine haciendo al Fondo Monetario Internacional.
La empresa Integración Energética S.A. (IEASA, ex Enarsa) es la encargada de comprar el GNL. Todos los años entre fines de febrero y comienzos de marzo realiza una primera licitación en la que se asegura la mitad de los cargamentos que va a necesitar a lo largo del año. En marzo de 2021, por ejemplo, adjudicó 24 buques de GNL a un precio promedio cercano a los 6,5 dólares por millón de BTU.
En el mercado esperan que la Unión Europea revele el mes próximo una estrategia para reducir su dependencia energética de Rusia, país que el año pasado le proporcionó el 31 por ciento de todas las importaciones de gas natural del continente, según el Instituto de Estudios Energéticos de Oxford (OIES). Si eso ocurre, tendría que incrementar la demanda de GNL. El año pasado Estados Unidos le vendió a Europa la mitad del GNL que consumió, pero ahora no está en condiciones de garantizar un mayor abastecimiento porque sus plantas de exportación están operando a pleno. Si la demanda crece y la oferta se mantiene, es de esperar que los precios sigan al alza.
El gobierno argentino deberá entonces convalidar precios astronómicos del GNL para garantizar que no habrá problemas de abastecimiento de gas en el invierno. El gas de Vaca Muerta no es una alternativa en este contexto porque los gasoductos que lo transportan hacia los grandes centros urbanos están operando a pleno y el gasoducto Néstor Kirchner que el gobierno quiere construir con suerte estaría listo para el invierno de 2023.
Eso significa que los subsidios energéticos no solo no van a bajar sino que probablemente continúen subiendo, aunque no solo por las mayores compras de GNL sino también por el atraso tarifario con respecto a la inflación, la mayor demanda local en un contexto de reactivación y el menor gas proveniente de Bolivia, que se va a terminar reemplazando por combustibles líquidos más caros. Las consultoras PXQ y Economía y Energía estimaron que con un aumento de tarifas del 20 por ciento los subsidios energéticos este año treparían de 11.000 a 14.000 millones de dólares, cifra equivalente a 2,4 por ciento del PBI.