«No dudo que todos los que estamos aquí estamos a favor del Nunca Más, y que coincidimos en el respeto a la democracia y a la Constitución Nacional», señaló el ministro de Defensa, Jorge Taiana, en el acto de reparación histórica del coronel Bernardo Alberte, uno de los primeros objetivos de la última dictadura militar, que lo asesinó en la madrugada en la que declararon el golpe de Estado, el 24 de marzo de 1976. Tanto los funcionarios civiles de Defensa y representantes de organismos de derechos humanos, como así también el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, teniente general Juan Martín Paleo, y el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier General Xavier Julián Isaac, recibieron el mensaje de Taiana en el marco de la Semana de la Memoria, en el Salón San Martín del Edificio Libertador.

«Este homenaje es para un hombre que quiso al Ejército Argentino, que quiso a su patria, y que entendió al peronismo como la mejor forma de expresar los valores de solidaridad y justicia”, destacó Taiana la figura de Alberte, oficial del Ejército denostado por sus compañeros de armas por su lealtad al peronismo hasta su muerte.

La historia de Alberte atraviesa por completo la historia del peronismo. Ya en 1945 fue dado de baja del Ejército por llamar a la sublevación para apoyar el reclamo de liberación de Juan Domingo Perón, preso en la Isla de Martín García. Así se acercó al dirigente y lo acompañó en sus primeros años de gobierno, llegando a ser su edecán en 1954. Después del derrocamiento de Perón en 1955, Alberte sufrió la persecución del antiperonismo, que volvió a echarlo de las Fuerzas Armadas. Participó de la Resistencia Peronista y en los años 60 fue vocero personal del fundador del movimiento peronista. Debió ordenar y reorganizar al peronismo durante los años del participacionismo de algunos sectores vinculados al sindicalismo, tarea que cumplió con éxito. El vínculo con Perón lo mantuvo a lo largo de su vida, con un intenso intercambio de cartas en las que compartían sus opiniones, a veces encontradas.

La madrugada del golpe, irrumpió una patota militar en el edificio frente al Ital Park en el que vivía. Los represores gritaban: «¡Te vinimos a matar, Alberte!». Sin mediar más palabras, lo arrojaron por la ventana del departamento y cayó al patio del primer piso, perdiendo la vida de inmediato. Alberte se encontraba escribiendo una carta dirigida al general Jorge Rafael Videla en la que denunciaba el secuestro y desaparición de un colaborador suyo bajo el accionar del Ejército. A pesar de que los militares que lo asesinaron se llevaron toda la documentación que encontraron, la carta al genocida Videla se salvó porque estaba terminando de pasarla en limpio en su máquina de escribir.

Los invitados que participaron del acto en el Salón San Martín del Ministerio de Defensa no  dejaron sillas vacías. Los uniformes militares se mezclaban con las atuendos de los funcionarios, dirigentes políticos, familiares de Alberte y gente de a pie, que se convocaron para recordar al militar.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Juan Martín Paleo, y el jefe de la Fuerza Aérea, Xavier Julián Isaac, presenciaban en las primeras filas el acto al igual que Lita Boitano, una de las fundadoras de Familiares de Desaparecidos, y el diputado Eduardo Valdes, o el dirigente del sindicato de los trabajadores gráficos Héctor Amichetti. Integrantes de la agrupación HIJOS con sus pañuelos al cuello interactuaban con la familia de Alberte y, más atrás, los funcionarios y trabajadores de la cartera de Defensa participaban de un acto atípico en el ministerio.

El director de Derechos Humanos del ministerio, Eduardo Jozami, sostuvo al momento de tomar la palabra que se seguirá «trabajando y juntando la documentación necesaria para saber lo ocurrido con el coronel Alberte y su atroz asesinato. Para ello contamos con el apoyo de las autoridades de esta casa y de compañeros de organismos de derechos humanos». Jozami destacó la posibilidad de realizar el acto a su vez que resaltó la presencia de los mandos militares. El funcionario recordó las palabras del presidente Alberto Fernández cuando indicó que no quedaban oficiales en las Fuerzas Armadas que hubieran egresado antes de 1983, y reflexionó: «Estamos ante unas Fuerzas Armadas que empezaron su actividad durante el periodo democrático”.

La mesa que realizó el homenaje también estuvo integrada por el historiador Eduardo Gurucharri y a docente Ana Lorenzo. Luego de realizar una semblanza de Alberte, Lorenzo destacó que «los primeros asesinatos de la dictadura fueron el de Alberte y el del dirigente y uno de los fundadores de (el sindicato docente) Ctera, Isauro Arancibia«, lo que marcó con claridad cuál era el objetivo de los militares». Por su parte, Gurucharri, autor de una biografía sobre Alberte, apuntó que el reconocimiento «tiene que ver con el presente y el futuro del país».