Mauricio Macri sigue dando señales de que no piensa jubilarse, ni mucho menos dejar de lado la posibilidad de volver a presentarse como candidato a la presidencia. Después de otro viaje por el extranjero, en el que se sacó una foto con el ex mandatario estadounidense Donald Trump, el expresidente estuvo reunido con diputados bonaereses, en un encuentro organizado por Alex Campbell. Hace unos días, participó también con un video de otro encuentro en el que saludó a Cristian Ritondo, un potencial candidato a gobernador bonaerense que puede enfrentar al alfil de Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli. Macri continúa, de esta forma, muy encima de la actividad del PRO y lejos de la reposera en la que a algunos en su espacio le gustaría que estuviera.
Fue hace apenas dos días que Macri descendió en Estados Unidos, para compartir unas cervezas con Trump, a quien no solo conoció como presidente, sino también en su época de empresario. Formó parte de una serie de actividades en el extranjero, en las que combinó la política y el placer, y por supuesto, el mundial de bridge, del que volvió derrotado.
Si bien en el entorno de Macri suelen advertir que estas reuniones son habituales, no dejan de mostrar la voluntad del ex presidente de mantenerse en escena, lo que cobró nuevos bríos después de las peleas públicas entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Ahí es cuando Macri comenzó a hablar de un «segundo tiempo», que va a ser –prometió– mucho mejor que el primero. No hay que olvidar que Macri le puso la firma a un libro sobre su presidencia llamado Primer tiempo.
Según contaron los que participaron del encuentro, a Macri pidió a los diputados que de acá a 2023 trabajen «fuerte para volver a gobernar″. Les señaló que la división del Frente de Todos es el escenario ideal para que logren alcanzar la presidencia. Si de algo sabe Macri por su historia es de eso: llegó a jefe de Gobierno cuando se dividió el voto entre Daniel Filmus y Jorge Telerman. Llegó a presidente cuando se partió el voto entre Daniel Scioli y Sergio Massa. Ahora Macri avisora un escenario similar. En el encuentro, le preguntaron si él sería candidato y evitó dar una respuesta.
Lo que Macri no dejó de advertir es que la otra condición necesaria es mantener la unidad en Juntos por el Cambio, que cuenta con sus propias internas. Uno de los socios, el radicalismo, ve con malos ojos este resurgimiento del ex presidente. El gobernador de Jujuy y titular de la UCR, Gerardo Morales, dijo el fin de semana que Macri «no es su jefe».
Por otro lado, están las disputas internas dentro del PRO. Patricia Bullrich, que viene trabajando para ser ella la candidata a presidenta, se la pasó negando en su gira por Estados Unidos que Macri se vaya a volver a presentar. Se entiende: una candidatura de Macri daría por tierra con los sueños presidenciales de Bullrich, que funcionó como su lugarteniente.
Pero también Larreta empezó a endurecer su discurso y buscar disputarle al dúo Macri-Bullrich su lugar. En el fin de semana, Larreta habló antes jóvenes de La Generación y les pidió: «Hay que dejarse de joder con lo de las palomas y los halcones. Si no, no vamos a ganar en la puta vida». También dijo que había que tener «huevos y ovarios» para ganar la elección del año que viene. Lo acompañaban María Eugenia Vidal, Martín Tetaz y el titular de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro. Larreta viene de recomponer su relación con Elisa Carrió y hasta recibió, según publicó Perfil, al consultor Jaime Durán Barba. Fue poco antes de que diera un giro en su discurso público.
Macri, en tanto, tiene pensado quedarse pocos días en la Argentina: volverá a volar a Washington la semana que viene, con la excusa de dar clases en la universidad de Georgetown. A su retorno, continuará sin descanso las reuniones con dirigentes del PRO. En Juntos por el Cambio, el que se duerme, pierde la presidencia.