En Avellaneda, Cristina Fernández de Kirchner le habló a los propios. Parafraseando a Juan Domingo Perón, la vicepresidenta le repitió a la dirigencia peronista – en público, en un acto televisado – lo que antes les había dicho en la intimidad de un asado de Ensenada. Palabras más, palabras menos, dijo: «Yo no renuncié, me renunciaron, ustedes tienen el bastón de mariscal en la mochila, tómenlo y salgan a explicar lo que está pasando». Puso, incluso, una fecha límite: el 24 de marzo. Para el Día de la Memoria, CFK pidió confluir en una enorme movilización en defensa de la democracia y contra la mafia judicial. Para entonces, el Frente de Todos tendría que estar ordenado. Si bien la advertencia principal estuvo dirigida hacia la dirigencia kirchnerista, la vicepresidenta no se olvidó de enviarle también un dardo sutil a Alberto Fernández, aludiendo a su «política de amague y arrugue permanente» (en esta ocasión, por la coparticipación porteña).
No era la primera vez que lo decía. Lo repitió en público y privado y coincidió con su anuncio final de que no sería candidata a «nada» en 2023 cuando se confirmó su condena en la causa Vialidad. «Es necesario salir a hablar y explicar, bajar, tomar contacto barrio y la realidad. La gente está ávida de que le expliquen. No estemos mirando al cielo para que alguien nos diga mágicamente qué hacer», sostuvo la expresidenta el martes, en un acto de no más de mil personas. Enfrente tenía al núcleo duro kirchnerista bonaerense y a ellos les dijo, una vez más, que «saquen el bastón de mariscal que tienen en la mochila y no le pidan permiso a nadie». La advertencia iba para aquel sector de la dirigencia peronista que, más papista que el papa, esperaba una directiva de «la Jefa» para saber qué hacer, cómo responder a un nuevo intento de proscripción, si movilizar o no movilizar. «¿Qué van a hacer con la cancioncita? Si se arma quilombo, ¿qué va a pasar?», resumió, irritado, un vocero cercano a la vice.
Un sector de la dirigencia cristinista acusó recibo de la advertencia. «Nuestra obligación en salir a explicar quién es este grupo mafioso que intenta proscribirla, no a ella, sino a todo el peronismo. Hemos encontrado una punta que fue lo que pasó en Lago Escondido, tenemos que dar ese debate público», interpretó un referente porteño que tiene diálogo cotidiano con la vice. Horas después del acto, varios dirigentes salieron a dar cuenta de lo que CFK había denunciado en su discurso: democracia o mafia (judicial).
«Hay una consigna clara: tomar conciencia de lo que se está poniendo en juego. Estos últimos días se ha demostrado que la Corte interviene, más allá de su competencia, en los demás poderes debilitando el sistema político y la democracia», sostuvo la senadora bonaerense, Teresa García. «A Cristina la intentaron matar. La intentan proscribir. Quieren destruir su liderazgo político. Ella dio a entender que no se retiró de la lucha, que sigue militando porque esto es el pueblo enfrentando a la mafia. Una mafia que quiere suspender la democracia, que quiere imponerse a través de fallos judiciales», sostuvo, por otro lado, Leopoldo Moreau.
En la dirigencia no hubo, sin embargo, consenso respecto a si CFK había reconfirmado su renunciamiento a competir en 2023 o si había dejado la puerta abierta. «Cristina ha sido clara. Nos volvió a pedir a los peronistas que usemos el bastón de mariscal. El peronismo tendrá que definir sus candidaturas en una interna y para eso hay que explicar cuál será el programa. A ella no le podemos pedir más nada. Seguirá siendo la conductora del campo nacional y popular», sostuvo, por un lado, el secretario general de Canillitas, Omar Plaini. Otros dirigentes, mientras tanto, sostenían lo contrario. «Ella está diciendo que hagan una pueblada si quieren que sea candidata. Ella dijo que no renunció, sino que la renunciaron. Que la salgan a bancar», sostuvo un vocero del kirchnerismo. «El pedido de que saquen el bastón de mariscal es para que luchen para que no la proscriban, para que ella pueda ser candidata», sostuvo un legislador peronista, y agregó: «Los liderazgos no se sustituyen, los liderazgos existen. Pasó con Cámpora y Perón, con Alvear e Yrigoyen. La historia argentina es así».
Agrupación política Amague y Arrugue Permanente
Pasó casi desapercibido, pero con un estocazo CFK expresó el enojo que había generado, en el kirchnerismo y entre los gobernadores peronistas, la decisión de Alberto Fernández de, finalmente, cumplir con el fallo de la Corte Suprema respecto a la coparticipación porteña (aunque fuera con bonos). «El Poder Judicial tiene un efecto disciplinador y vaya si lo logra. Lo vimos en estos días de dimes y diretes con la agrupación política como yo digo amague y recule permanente», deslizó.
Para algunos sectores del peronismo, la decisión del presidente fue una expresión más de su forma de ejercer el poder. «A la mañana sol, a la noche lluvia. Todo siempre sin avisar. Es muy difícil cuando un gobierno dice que va a ir para arriba, pone la escalera y después se toma una ascensor para abajo», se quejó un dirigente kirchnerista. Para otros, sin embargo, fue la gota que rebalsó el vaso. «Le avaló el interés mezquino a la Ciudad de Buenos Aires. Lo único que nos dijo que no iba a hacer el viernes lo terminó haciendo el lunes. Y todo por temor a un juicio político», se lamentó un dirigente que solía hablar seguido con el presidente. Ese lunes, este dirigente recibió, de parte de un funcionario de Casa Rosada, un recorte del video de Fernández criticando con dureza el fallo de la Corte desde Santiago del Estero. «Me lo mandaban como si fuera un revolucionario. Pero no vale lo que digas si después haces otra cosa», concluyó.