El gran desafío de papás y mamás en esta era es entender que es necesario para el sano desarrollo de nuestros hijos e hijas cuidar su salud mental, no solo física, escucharlos y hacerles preguntas.
La explicación nos la da Georgina Parente, licenciada en Trabajo Social. La especialista, en diálogo con FM ECOSUR, expuso que “para hablar del bienestar de nuestras niñas y nuestros niños es necesario hablar de muchísimos factores y variables”, indicó.
En este contexto surgió la pregunta ¿cómo se llega a creer que somos más que solo una imagen? Parente, quien también está formada en Psicología Social, en su respuesta fue contundente: “para eso es necesario hablar de la salud integral, mental, lo cual también tiene que ver de la integración social, de la inclusión”.
Y es que la formación de las personalidades de los hijos e hijas comienza en el seno del hogar, las mamás y papás saben educan con el ejemplo y aún “cuando creemos que los chicas y chicas no nos escuchan, no solo lo hacen sino que también los observan”, afirma la especialista, Neuro, Psico, Educadora.
Para poder lograr ese desarrollo integral hay que considerar una variedad de factores: “las necesidades básicas, más allá de lo que es el alimento, vestimenta, tenemos un montón de necesidades básicas que son socio-afectivas, siendo esta característica las que nos permite construir los vínculos y ser aceptados socialmente”; bajo este concepto Parente expone que la autoaceptación de los niños y niñas se consolida con la necesidad última cubierta.
Aduce además que, en esta crianza en un contexto cada vez más estereotipado: “no toda la responsabilidad es de la familia porque también sabemos que son una pequeña parte que representa ideales e intereses de una sociedad y una cultura. Por lo tanto, es importante que reconozcamos el impacto de las regulaciones sociales en la construcción subjetiva de nuestros hijos e hijas”.
Pero, ¿cómo papás podemos colaborar en eso que empieza desde la niñez: la no aceptación de lo que soy?
Para Parente, “tiene que ver con enseñar como adultos y también aprender a discernir entre aquello que es del otro y lo que es propio. Poder dar herramientas para generar esta metacognición en donde hacemos un reconocimiento de qué es aquello que siento y qué es ajeno, que me está imponiendo o mostrando la sociedad”.
Lo expuesto por la profesional está muy vinculado al desarrollo afectivo que los niños y niñas puedan tener en su infancia, “fue demostrado en estudios sicológicos: cuando mayor es el apego-la seguridad que tiene un niño en su entorno, su familia- mayor será la estabilidad cognitiva y emocional que tiene que ver con la regulación emocional. Y es una herramienta fundamental para diferentes problemáticas psicosociales”, estableció.
Hablar sobre lo que pasa ayuda a criar hijos seguros de sí
El diálogo parece seguir siendo la herramienta que tenemos para dilucidar situaciones sociales complejas. Reconocer las emociones, ponerles nombre y rastrearlas en el cuerpo es uno
de las metas para poder criar hijos seguros de sí.
“Muchos pasamos por situaciones de burlas, discriminación y lo que en su momento los adultos nos enseñaban es a negar el enojo, cargábamos con emociones que negábamos. El problema siempre era nuestro. Y nos culpabilizábamos por eso. Entonces es muy importante la diversidad que encarnamos. Hoy hay un poco más de conciencia pero aún tenemos estos estándares culturales, sociales, incluso en lo referido a la ‘belleza’, explica.
La experta sostiene, con seguridad, que “cuando hay un niño que hace bullying, discrimina o maltrata, a ese niño también le está pasando algo”, y es otro de los instantes en que los papás y mamás deben estar alerta y según dice “hablar sobre lo que pasa.”
Entonces: el diálogo es la primera herramienta, la más asertiva, la más efectiva: “preguntarles a nuestros hijos, escucharlos, preguntar qué sentís. Qué crees que necesitas con esto. Darles el protagonismo para que puedan abrir lo que siente”, concluye.