En la Rosada reconocen que se vienen «meses duros» por delante, que tendrán su correlato en los números de aceptación de la gestión y la figura presidencial. Sobre esta última se basa la táctica de quemar las naves en las primeras semanas. Para un sector de la administración libertaria, Abril y mayo pueden ser meses bisagra, donde podría verse un repunte de la economía o una caída sin piso.
Los meses de abril y mayo están marcados en rojo en el calendario del Gobierno. Según el cálculo que realiza un sector del gabinete, a esa altura del año deberían comenzar a revertirse los efectos negativos para los bolsillos que trajo el combo del brutal ajuste y la devaluación anunciados durante las primeras semanas de gestión. “Entre abril y mayo la economía debería empezar a repuntar, habiendo dejado atrás lo peor”, especulan en Balcarce 50. En otras palabras, en esas fechas debería producirse el famoso “rebote” de la economía, al que apuestan a sumarle también cierta estabilidad en materia inflacionaria. La imagen presidencial, entienden, estará en buena parte atada a esa suerte, y al menos en un ala de la Casa Rosada no dejan de mirar de reojo la posibilidad de una ruptura abrupta de la luna de miel si las cosas no salen dentro de lo esperado. “Tenemos que prestarle atención a cómo sostener el apoyo popular con el que arrancamos hasta que se noten los primeros signos de mejora”, dicen.
Según las encuestas que llegan a la Rosada, el Presidente todavía conserva los números de aprobación con que arrancó la gestión. De todos modos, al menos un sector de Balcarce 50 pide «no agrandarse» y pone como ejemplo el desplome de la imagen positiva que sufrió en su momento Alberto Fernández. Sobre todo, al calor de los efectos negativos que la motosierra tendrá sobre la clase media y los sectores populares. «Tenemos unos meses muy malos por delante», reconocen y aseguran que el Gobierno deberá trabajar para sostener la imagen presidencial «hasta que la economía repunte y baje la inflación a partir de abril y mayo», insisten.
En un sector de la administración libertaria también ponían un ojo en lo que consideran será un «verano caliente», en referencia a las movilizaciones callejeras como la que protagonizará la CGT durante el paro general convocado para el 24 de enero. Ese grupo dentro del Gobierno apuesta a construir un diálogo que permita negociar con los actores sociales y político opositores, que tendría para Milei el beneficio de enfriar las calles y no sumarle más leña al fuego de la crisis económica. En ese contexto, admiten que declaraciones del presidente como en las que acusó a los legisladores de la oposición de «querer cobrar coimas» no ayudan a construir puentes. «Generó enojo», reconocen.
Mas allá de los números que manejan en Rosada –algunas le dan a Milei un 75 por ciento de imagen positiva–, otras encuestas que se publicaron sobre fin de año, como la de Zuban y Córdoba, muestran una caída sistemática del apoyo popular del Presidente. Según esa encuesta, Milei sufre una caída diaria que lo llevó a tener 55 por ciento de imagen negativa a 20 días de iniciar la gestión. Las causas del deterioro van desde las consecuencias de las primeras medidas económicas hasta el avasallamiento a las instituciones democráticas que supusieron el decretazo 70/23 que barrió con derechos laborales y del consumidor y la «Ley Ómnibus» que el Congreso comienza a tratar esta semana. Según los autores del informe, se trata de «la pérdida de diferencial positivo más acelerada de la que tengamos registro». «Nos atrevemos incluso a decir que probablemente sea la más acelerada en toda la historia de la región. Nunca se vio una caída tan pronunciada en tan corto tiempo», agregaron. Esa posición es compartida por varios encuestadores.
Avanzar antes de la tormenta
En ese contexto, el Gobierno no parece dispuesto a dar marcha atrás con ninguna de las medidas que generan mayor resistencia. El mensaje que se escucha es que se irá a «todo o nada». La idea en Balcarce 50 es clara: había que mandar el paquete todo junto antes de que los coletazos de la situación económica impacten en la imagen presidencial y pierdan concenso.
Según fuentes de la Rosada, el apoyo con que creen que cuentan las medidas del DNU se basa en su carácter “anti-corporativo”. De todos modos, admiten que no todas tienen los mismos grados de concenso, por eso muchas medidas fueron incluso postergadas para una segunda etapa. Algo de eso adelantó el propio Federico Sturzenegger –a esta altura un ministro sin cartera– cuando dijo que próximamente habrá nuevos DNU. Se especula con que algunos contendrían artículos con las medidas contenidas en la Mega-Ley que no pasen el filtro del Congreso.
«El presidente quiere que se apruebe el paquete entero porque expresa el rumbo que quiere imprimirle a su gestión», repiten en la Rosada e insisten en que «se mandó todo de golpe para dar una señal clara de hacia dónde creemos que tiene que ir el país y por la situación de emergencia en la que estamos”.
En la Rosada insisten en que tienen mediciones “que nos dan una imagen positiva del presidente de un 75 por ciento”, similar al que tuvo Alberto Fernández en el inicio de su mandato. Los principales encargados de sostenerla son el denominado Grupo Marlboro, donde talla el asesor estrella Santiago Caputo, pero también la hermana del presidente, Karina Milei. Habrá que ver si ese números sobreviven al torbellino social del ajuste con recesión que el propio Gobierno admite que se viene.
Fuente:https://www.pagina12.com.ar/700240-el-gobierno-acelera-a-fondo-con-las-reformas-antes-que-el-aj