Linda Evangelista, la modelo que se sometió a un tratamiento estético para eliminar grasa corporal y desarrolló hiperplasia adiposa paradójica –una complicación que, según su autopercepción, la dejó «deformada»– posó por primera vez desde lo ocurrido ante las cámaras de la revista People y habló de la depresión que sufre desde hace más de cinco años.
En una entrevista titulada “La pesadilla de mi procedimiento cosmético”, Evangelista contó los problemas que le trajo CoolSculpting, un tratamiento de 7 sesiones de criolipólisis (técnica que enfría la grasa para eliminarla) al que se sometió entre agosto de 2015 y febrero de 2016.
“Quedé permanentemente deformada” y “brutalmente desfigurada”, lamentó la modelo, quien demandó a Zeltiq, la compañía matriz de los aparatos de ese tratamiento, a quien exigió 50 millones de dólares en daños.
Pero “ya no me voy a esconder nunca más”, aseguró en la entrevista con la revista estadounidense, donde dijo que su objetivo es deshacerse de la vergüenza, tarea en la que colaboraron amigas como Cindy Crawford que la animaron a contar su historia porque su “fuerza y esencia” seguían siendo muy reconocibles.
“Yo amaba subirme a una pasarela. Ahora me da miedo cruzarme con algún conocido. (…) Pero no puedo vivir así nunca más, escondiéndome y con vergüenza. No puedo seguir viviendo en este dolor durante más tiempo», por eso «estoy decidida a hablar”, afirmó.
«Pensé que estaba perdiendo la cabeza»
En la entrevista contó que fue a los tres meses de empezar el tratamiento cuando notó bultos en la barbilla, los muslos y la zona del pecho, las mismas que pretendía disminuir con el tratamiento, pero que en su caso empezaron a crecer. Para contrarrestarlo, “no comía nada. Pensé que estaba perdiendo la cabeza”, recordó. Por eso, en junio de 2016, decidió acudir a su médico, quien le diagnosticó PAH. “Él me dijo que ningún tipo de dieta ni de ejercicio lo arreglarían jamás”.
En ese momento, el profesional se comunicó con la casa comercial para informarles sobre lo ocurrido y la empresa se ofreció a pagarle a Evangelista una liposucción con un cirujano elegido por ellos. Según afirmó la modelo en la entrevista a People —argumento que incluyó en su demanda–, no fue hasta “la víspera” cuando se enteró de que la compañía pagaría esa intervención siempre y cuando ella firmara un contrato de confidencialidad que rechazó.
Luego de descartar la oferta de la firma, ella misma se pagó dos liposucciones, la primera de ellas en junio de 2016 y la segunda 13 meses después. Después de la intervención, tuvo que llevar fajas y prendas de compresión porque le aseguraron que, de lo contrario, la PAH volvería.
A pesar de los cuidados, el cuadro regresó y los bultos se convirtieron en “protusiones duras”. “No podía llevar un vestido si no llevaba una faja, me haría rozaduras hasta el punto de llegar a sangrar. Porque no es como grasa blandita rozándose, es grasa dura”, explicó.
«No soy yo»
Actualmente, “no me miro al espejo. No soy yo” y tampoco «creo que los diseñadores quieran vestirme así», expresó la modelo. “Ella se ha ido”, dijo en referencia a sí misma, ya que no se reconoce ni física ni psicológicamente.
Sin embargo, remarcó la modelo, para ella es importante dar la entrevista porque espera que su situación ayude a otros a salir de esa espiral de “vergüenza”.
“¿Por qué sentimos la necesidad de hacerle eso a nuestros cuerpos?”, reflexionó una de las modelos más famosas de los 90. “Siempre supe que envejecería. Y sé que hay cosas por las que un cuerpo tiene que pasar. Pero jamás pensé que acabaría viéndome así”.
Los encargados de Zeltiq, la marca comercial de CoolSculpting, no quisieron dar su testimonio a la revista, y dieron como motivo la causa judicial que tiene abierta con la modelo.