El agente –cuyo nombre no se revela para mantener el secreto que deben guardar los exintegrantes de la AFI– aceptó una entrevista con el diario Clarín y tal vez lo más asombroso es que, en el diálogo con el periodista del matutino, se repitió casi textualmente, usando hasta las mismas palabras y en el mismo orden, lo que declaró en la causa judicial. El agente contó ante el fiscal que uno de sus jefes lo llamó a la 1.30 de la madrugada, lo despertó y le ordenó que fuera a Puerto Madero al edificio en el que vivía Nisman. Como es lógico, llegó rápidamente porque a esa hora no había tránsito y se encontró con un mundo en la puerta de Le Parc.
En la causa judicial, el exagente no manifestó que hubiera una sospecha de asesinato y contó que la SIDE no le hacía ningún seguimiento a Nisman. En la entrevista con el diario, el agente dice más bien lo contrario “la hipótesis del asesinato es verosímil” y especula que en ese entonces había una interna muy fuerte en la SIDE y “el tiro pudo venir de cualquier lado”.
Pero tal vez lo más notable de su declaración judicial es que cuenta que él continuó en la AFI durante el gobierno de Mauricio Macri, algo que se ocultó en la nota de Clarín con el argumento de no revelar sus trabajos. Parece que tras algunos conflictos con la dupla que encabezaba la central de espías, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, el agente fue enviado en comisión al Ministerio de Seguridad, bajo las órdenes de Patricia Bullrich. Allí estuvo entre 2016 y 2018, año en el que aparentemente se jubiló. Es evidente que la relación con Bullrich no fue sólo la de un subordinado y una ministra: en su Facebook personal, el agente se exhibe con Bullrich en dos fotografías. La primera, con ambos muy sonrientes, en el despacho que los titulares de la cartera tienen en la sede del ministerio, en la avenida Gelly y Obes, en Recoleta. Pero más curiosa es la segunda foto: el agente y su esposa aparecen junto a Bullrich y su marido en un restaurante. O sea, una salida social. En el Facebook hay otra toma curiosa, ya no con la ministra sino solo, con una especie de gorro de cocinero con los colores de la bandera norteamericana. Y finalmente hay una cuarta foto que llama la atención: parece que antes de ser agente de inteligencia, el espía integró una fuerza militar o de seguridad, se lo ve con uniforme verde oliva, una boina roja y un arma en la cintura.
Afirmaciones incomprobables
Hay tramos de la declaración judicial que son incomprobables. Por ejemplo, el agente afirma que después de hablar con su jefe directo aquella noche, le pidieron que llame al director de Contrainteligencia, Fernando Pocino. Según el espía, Pocino tampoco se sorprendió y le contestó: “Nisman no se bancó la presión de Jaimito”. La frase es extraña porque nadie llamaba Jaimito a Antonio Stiuso, otrora poderoso jefe de Operaciones de la SIDE. Muy pocos le decían Enano y casi todos lo mencionaban como Jaime, de manera que la frase parece más bien armada. Además, ante Clarín, el espía sostuvo que le llamó la atención lo que dijo Pocino porque daba por hecho que Nisman se suicidó. El diálogo es incomprobable.
El otro elemento de difícil comprobación es que el espía declarante dijo que lo mandaron una noche a hacer una especie de guardia-espionaje en la esquina de la fiscalía de Viviana Fein, a cargo de la causa de la muerte de Nisman. Debía notificar quién entraba o salía a la madrugada. El diputado macrista Waldo Wolf rápidamente se presentó en Comodoro Py para denunciar espionaje ilegal, algo que constituye casi una humorada en un fiel seguidor de Macri.
Hay otros dos datos que el agente mencionó en su declaración bajo juramento y que no figuran en la nota. En primer lugar, que la AFI no hacía ningún seguimiento ni custodia de Nisman, algo que el macrismo agitó después de la muerte del fiscal, como si la AFI fuera parte de un plan de homicidio. El segundo dato es que le dijo al fiscal Taiano que no conoce ni conoció a Diego Lagomarsino, el técnico informático que le prestó a Nisman la pistola con la que se suicidió, según todas las pericias, salvo la hecha por la Gendarmería, en tiempos de Bullrich. También el macrismo agitó que Lagomarsino podía ser un agente de la AFI, parte del plan de magnicidio.
La declaración del espía, publicitada luego por Clarín, se derrumba desde el inicio por el concepto de que tres horas y media después de encontrado el cuerpo, los jefes de la AFI debían sorprenderse por la noticia de la muerte. Toda la secuencia posterior de su paso por el edificio Le Parc también parece poco creíble, más todavía si se toma en cuenta –según sus propias palabras y las imágenes de su Facebook– su cercanía con Bullrich y el macrismo.
En la causa judicial ya declararon casi cien agentes de la AFI. La expectativa de la unidad básica del PRO con sede en Comodoro Py era encontrar pistas de un supuesto asesinato. La ronda termina en la nada. Apenas unas pocas frases disparatadas de un espía macrista, fanático de Bullrich.