Investigadores argentinos del Conicet y de la Fundación Infant pudieron explicar por qué falló una vacuna contra el virus sincicial (VSR) hace más de 50 años. La vacuna que fue aplicada en Estados Unidos generó en su momento la muerte de dos niños pequeños y la hospitalización de más de un 80% de los inmunizados tras contagiarse con el virus. A raíz de los resultados de la investigación se podrán diseñar vacunas que eviten generar respuestas no deseadas, explicaron.

Los científicos aseguran que este avance va generar un aporte para futuros desarrollos contra ese virus y otros patógenos que afectan a la población infantil e incluso se va a poder «entender cómo mueren niños previamente sanos por este virus en zonas vulnerables del conurbano bonaerense», señaló, el médico Mauricio Caballero, investigador de la Fundación Infant y del Conicet.

La infección puede ocurrir en personas de todas las edades. El virus se disemina a través de diminutas gotitas que van al aire cuando una persona enferma se suena la nariz, tose o estornuda.

Tras los terribles acontecimientos sucedidos en 1966, cuando dos bebés de 14 y 16 meses fallecieron y montones de personas que fueron vacunadas cursaron la enfermedad de forma “intensificada” luego de contagiarse con el virus, se obstaculizó el desarrollo de una vacuna durante décadas.

La cabeza del estudio, el infectólogo Fernando Polack, director y fundador de la Fundacion Infant en Buenos Aires, indicó: “Nuestro trabajo de alguna manera cierra todas las hipótesis que se han barajado tratando de explicar el desenlace desafortunado de la vacuna usada en la década de 1960″.

No estuvo claro en ese medio siglo cuáles habían sido los mecanismos por los cuales la vacuna administrada en Estados Unidos había preparado al sistema inmune para responder de esa forma a la infección por VSR, informó la Agencia CyTA-Leloir.

El estudio, publicado en la revista científica internacional «Science Translational Medicine», describe el trabajo que hicieron los investigadores argentinos: se analizaron muestras de tejidos pulmonares conservados de los chicos fallecidos tras recibir una vacuna contra el virus sincicial respiratorio y realizaron estudios adicionales con modelos animales.

Los análisis moleculares revelaron que, tras haber sido inmunizados, los chicos fallecidos habían desarrollado una respuesta inmune exagerada al entrar en contacto con el VSR.

«Nuestro estudio explica en gran medida qué fue lo que sucedió. Pudimos constatar que la infección por VSR en los chicos fallecidos inmunizados gatilló la producción de anticuerpos anormales que terminaron generando el depósito de inmunocomplejos que dañaron sus pulmones causándoles así una gran inflamación y después la muerte», afirmó Polack.

«Comprobamos que tenían un alto desvío de su respuesta inmune de tipo alérgico de tipo II con una alta presencia de eosinófilos en el pulmón, que son células del sistema inmune que se disparan ante infecciones e inician intensos procesos inflamatorios», indicó Polack.

Notaron la presencia de una gran cantidad de mediadores de activación alérgica y CCL5, un tipo de quimiocina que cumple una función importante en la respuesta inmunitaria, estimulando el movimiento de ciertos tipos de glóbulos blancos y los atraen a las áreas de inflamación para ayudar al cuerpo a combatir infecciones, afecciones inflamatorias y otras enfermedades y estimula a los eosinófilos, que son los encargados de destruir sustancias extrañas.

A raíz de los resultados de la investigación, el director de la Fundación Infant destacó que «los eosinófilos y CCL5 pueden ser usados de ahora en adelante como marcadores testigo de seguridad al momento de realizar pruebas preliminares de seguridad en vacunas» infantiles en general.

La investigación «abre puertas hacia el futuro para diseñar vacunas con un enfoque de sintonía fina que permita, además de generar una respuesta eficaz, abolir este tipo indeseado de respuesta, no solo contra el VSR sino también otros patógenos sumamente relevantes», indicó Damián Álvarez-Paggi, también autor del estudio e investigador del Conicet en la Fundación Infant.

El abordaje realizado «es un puntapié que abre un abanico metodológico para entender cómo mueren niños previamente sanos por este virus en zonas vulnerables del conurbano bonaerense», señaló, por su parte, el médico Mauricio Caballero, investigador de la Fundación Infant y del Conicet.