El Gobierno se puso como objetivo evitar un escenario de inflación del orden del 60 al 65 por ciento anual y en cambio estabilizar los valores de modo de no superar la barrera del 50 por ciento que, puntos más o menos, anotaron los precios en 2018, 2019 y 2021. Así lo admiten fuentes del Gobierno que participan en las mesas de negociación con supermercados y actores de la producción de alimentos. Por fuera de las medidas, que por ahora fueron puntuales, en los despachos oficiales esperan que la puesta en marcha del crédito con el FMI despeje la incertidumbre de corto plazo y que eso redunde en una desaceleración de la marcha inflacionaria. También se tejen conversaciones con empresarios y sindicalistas para anclar expectativas.

«En 2021 fue el efecto del alza de commodities por la salida de la pandemia y ahora los aumentos de precios internacionales por la guerra. El panorama es complicado y en este contexto el gran objetivo es estabilizar la inflación en torno al 50 por ciento para que una vez que esto se calme se pueda retomar la idea de la desinflación. Hay que evitar que los precios se vayan al escalón del 60-65 por ciento anual», explica uno de los soldados del Presidente, Alberto Fernández, en la disputa para controlar los precios.

Al mismo tiempo, en el oficialismo recuerdan que «hoy hay una redistribución del ingreso, donde el gran ganador es el campo, por la suba de los commodities. La realidad es que el aumento del ingreso del sector primario lo vamos a pagar entre todos».

Reuniones

El Gobierno espera que del acercamiento político con empresarios y sindicalistas a través de una serie de convites que comenzó esta semana, se pueda llegar a algún tipo de acuerdo para reducir las expectativas de inflación. «Esto es lo que estamos discutiendo. La charla fue buena, los empresarios se mostraron dispuestos a acordar y la CGT también está acompañando. Seguiremos las discusiones para llegar a resultados próximamente», explicó un ministro que asistió al encuentro.

La reunión, que se produjo el lunes en la sede del sindicato de Sanidad, contó con la presencia del jefe de la UIA, Daniel Funes de Rioja; el vice de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), Miguel Rodríguez; Adrián Kaufman Brea, de Arcor y Luis Betnaza por el lado de Techint. Por el lado del Gobierno, participaron Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), Claudio Moroni (Trabajo), Julián Domínguez (Agricultura), Santiago Cafiero (Cancillería) y el jefe de Gabinete, Juan Manzur. También asistieron los máximos referentes de la CGT.

Medidas

El Gobierno aplicó hasta ahora dos paquetes de medidas relativa contención de precios. Por un lado el fideocomiso del trigo, para que en el país se comercialice ese commodity a los precios de febrero, a partir de los recursos a aporte la suba de dos puntos de las retenciones a los derivados de la soja. Por otro lado, acordó con supermercados y alimenticias retrotraer precios al 10 de marzo, antes de que se produjera esa escalada especulativa. También se reforzó Precios Cuidados.

Para que el precio del trigo de febrero se extienda sobre toda la cadena, la Secretaría de Comercio a cargo de Roberto Feletti viene estableciendo acuerdos con subsectores. Este martes, informó que «la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (FAIPA), la Federación Industrial Panaderil de la Provincia de Buenos Aires (FIPPBA), la Cámara de Industriales Panaderos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Cámara de Panaderos de Salta reconocen como precio de referencia para el kilo de pan francés el rango entre 220 y 270 pesos en todo el territorio nacional por el plazo 90 días».

En el terreno del mediano plazo, en Desarrollo Productivo explican que se busca estimular la oferta en frutas, verduras y hortalizas, que fueron productos que subieron por encima de la media de los alimentos. Según el diagnóstico oficial, «los cambios de hábito de consumo producto de la pandemia y las nuevas demandas de la alimentación provocaron una suba estructural de la demanda de estos productos, que no fue acompañada por un crecimiento del mismo calibre en la oferta. Esto es lo que pasó en un sector que no tiene oligopolios ni monopolios, más bien lo contrario, tanto la producción como la comercialización están altamente atomizadas».