No es novedoso que Juntos por el Cambio se manifieste en contra de gravar con más impuestos a los sectores de mayor riqueza. Lo sorprendente es que lo hagan en contra de sus propios argumentos. Es lo que está sucediendo en torno al debate por la valuación de los inmuebles a los efectos del impuesto a los bienes personales. Mientras que una nueva normativa de la AFIP incluye en los alcances del tributo en promedio a todas las propiedades porteñas cuya valuación de mercado supera los 960 mil dólares, el Jefe de Gobierno de la Ciudad la rechaza y descalifica pretendiendo que ese límite se mantenga por arriba de los 3,8 millones de dólares de valor real.
Sorprendente, se señala más arriba, porque el criterio que ahora introduce la AFIP es el de multiplicar por 4 el valor fiscal de los inmuebles tomando el mismo criterio de valuación que en 2012 implementó el Gobierno de la Ciudad, en aquel año encabezado por Mauricio Macri. Dicho criterio fue aplicado en el distrito porteño para el cobro del impuesto inmobiliario, y su justificación fue acercar la valuación de las propiedades a su precio de mercado.
Es decir, que en el Gobierno de la Ciudad Juntos por el Cambio mantuvo el criterio de multiplicar por cuatro la valuación fiscal en el Inmobiliario, para acercar el valor gravado al precio vigente en el mercado de la misma propiedad, mientras que a nivel nacional, Juntos por el Cambio desistió en 2018 de ese criterio para mantener las propiedades valuadas en menos del 10 por ciento de su precio real a la hora de pagar el impuesto a los bienes personales.
La contradicción entre uno y otro criterio seguidos por la misma fuerza política no es por falta de lógica, sino por la diferencia de prioridades. En CABA, el gobierno de JxC busca fortalecerse a través de una mayor recaudación en el impuesto inmobiliario, al punto tal que cuando aumenta el impuesto a los porteños, como en 2012, el gobierno porteño no perdona ni al Sur más empobrecido de la Ciudad.
En cambio, a nivel nacional, prima el criterio de definir beneficiarios de sus políticas antes que el recaudatorio. La decisión de la AFIP de Macri, en 2018, de desinflar la base imponible del impuesto a los bienes personales , fue coherente con la intención manifiesta que tenía su gobierno de hacer desaparecer dicho tributo.
El impuesto a los Bienes Personales, también llamado «a la riqueza», por múltiples razones es considerado el más progresivo del sistema tributario nacional. Y los inmuebles urbanos son su principal sustento, ya que suele tratarse del principal patrimonio incluso en personas de muy elevada fortuna. Como en el impuesto a las ganancias, este tributo tiene un mínimo no imponible, de modo tal que el patrimonio personal no excede un determinado valor, que correspondería aproximadamente a los activos de una persona o familiar de ingresos medios altos, no pague el impuesto. Pero incluso el que deba pagarlo, lo haga por el valor patrimonial por encima de ese mínimo no imponible.
La subvaluación excesiva de las propiedades en zonas urbanas, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, singifica una grave distorsión del sentido de este impuesto. Se calcula que las valuaciones fiscales se encuentran, en promedio, en el 7 por ciento del valor de mercado de las propiedades en CABA. Es decir que un mínimo no imponible de 30 millones de pesos no equivale a un patrimonio inmobiliario de 270 mil dólares, de acuerdo a la cotización actual de la divisa, sino a un patrimonio inmobiliario de casi 3,9 millones de dólares a precio de mercado (los 270 mil dólares serían sólo el 7% del valor real).
La revalorización aplicada por la AFIP apenas multiplica por 4 la valuación fiscal. Es decir, no lleva la valuación al valor de mercado de la propiedad, sino solamente al 28% de esta última. Esta modificación es rechazada por Horacio Rodríguez Larreta supuestamente en defensa y representación de todos los porteños. Pero según la estimación de la AFIP, solamente 5500 propietarios de grandes fortunas en CABA serían alcanzados por la reforma en la valuación.
Algunos ejemplos surgidos de estudios de uso interno elaborados por técnicos de la AFIP en base a casos reales, señalan lo siguiente:
* Una casa de 250m2 en Belgrano cotiza a la venta en 370.000 dólares, mientras su valuación fiscal es de apenas 27.000 dólares. Al aplicarle el criterio de revaluaci{on, el valor fiscal pasa a ser de 108.000 dólares. Si sus propietarios la declaran como su casa habitación, seguirán sin pagar Bienes Personales, aun cuando por sus condiciones la mansión aludida excede las comodidades de una familia de altos ingresos.
* Un departamento de 210m2 sobre la Avenida Figueroa Alcorta se ofrece online a 700.000 dólares. Esa propiedad tiene una valuación fiscal que asciende a los 100.000 dólares, es decir casi 15% del valor de mercado, un registro muy por encima del promedio. El criterio adoptado por la AFIP eleva la valuación fiscal a 400.000 dólares. Con ese valor fiscal, incluso cuando se trate de una casa habitación, su propietario deberá pagar el Impuesto sobre los Bienes Personales sólo sobre 130 mil dólares, el excedente sobre el mínimo no imponible de 270.000 dólares.