“Quienes son refractarios a los derechos de las mujeres han identificado muy bien que necesitan levantar referentes mujeres también”, advierte la ministra chilena de la Mujer y la Equidad de Género, Antonia Orellana. “Es una nueva estrategia mejorada, de esa reacción”, agrega su par argentina a cargo de la cartera de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta. Se refieren al avance de los discursos reaccionarios en la región.
Las dos funcionarias compartieron agenda durante la visita oficial del flamante presidente chileno y su gabinete al país. Juntas brindaron una entrevista a Página/12, Clarín y Letra P.La preocupación por la recuperación de empleo femenino luego de la pandemia y la urgencia por garantizar autonomía económica para las mujeres víctimas de violencia de género fueron dos de los temas del diálogo bilateral que mantuvieron. En la charla con periodistas, además, hablaron de las tasas de femicidios que no bajan, del debate del aborto que se viene en Chile y las protestas de estudiantes contra el acoso y el abuso en el ámbito escolar que se están replicando en Santiago en los últimos días.
En el marco de la visita oficial, las dos ministras firmaron un acuerdo de cooperación –para el desarrollo de políticas en materia de género y diversidad— y compartieron una agenda apretada que incluyó una recorrida por el barrio Padre Mugica, guiada por la DT de fútbol feminista y fundadora y líder de La Nuestra, Mónica Santino, en la que Orellana escuchó a integrantes de la asamblea de mujeres de la 31, de Ni Una Menos y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, y visitó una cooperativa textil transvillera. Orellana quiso “territorio” frente a un abanico de opciones de actividades que le ofreció Gómez Alcorta. Del recorrido por la Villa 31, le impresionó a la chilena el nivel de identificación de la población con algunas políticas públicas. “Esto no es normal en Chile. El Estado se siente como muy ajeno y abandonado”, contó.
La reunión que compartieron los Gabinetes argentino y chileno, encabezada por los presidentes Alberto Fernández y Boric dejó en evidencia la brecha de género de cada lado de la mesa: del lado argentino, apenas dos ministras; del chileno, siete. “Como decía Juan Gabriel, lo que se ve no se pregunta”, bromeó Orellana al comentar la foto del encuentro. “Un dato de la realidad”, acotó Gómez Alcorta, algo incómoda por la elocuencia de la mínima presencia femenina en la primera línea del Gobierno argentino. Boric, en cambio, nombró mayoría de mujeres: 14 contra 10 ministros.
La agenda más urgente
–¿Cuáles van a ser los ejes prioritarios de su gestión? –le preguntó este diario a Orellana.
–Estamos trabajando sobre todo en este primer año en la reactivación económica, en la recuperación del empleo femenino. Chile ha tenido una de las tasas más bajas de Latinoamérica en inserción laboral. Volvimos a la tasa del 2012 en pandemia, sobre todo en los dos primeros meses. Fue como un mazazo. Y si bien la actividad económica se ha ido recuperando no se han recuperado los empleos de las mujeres. Y para eso el enfoque tradicional que suena siempre, de inversión pública en obra e infraestructura, no recupera empleo femenino.
Gómez Alcorta le contó del programa Registradas, que promueve la registración de empleadas de casas particulares. “Nosotras logramos en el cuarto trimestre del 2021 mejorar la situación (del empleo de mujeres) del 2019. Recuperamos ya lo perdido en la pandemia. Según como se mida, se dice incluso que estamos mejor que en 2013”, destacó la ministra argentina.
La agenda de derechos sexuales y reproductivos
–¿El Gobierno va a impulsar una reforma para despenalizar y legalizar el aborto?
—El Gobierno tiene el deber de implementar lo que salga del proceso constituyente. Hasta el momento los derechos sexuales y reproductivos salieron aprobados por amplia mayoría, superando los dos tercios en el pleno de la Convención y por lo tanto pasaron al borrador de nueva Constitución. Lo que resta para eso es el trabajo en la Comisión de Armonización y luego a partir de junio comienza la campaña por el “apruebo” o el “rechazo” para el nuevo texto. El plebiscito va a ser el 4 de setiembre. Lo que se aprobó, fue la iniciativa popular de la norma “será ley” que presentaron organizaciones feministas con mucho apoyo popular. Y se aprobó muy transversalmente. Lo que establece es un marco bien amplio, como corresponde a un texto constitucional –no entra en detalle– y por lo tanto lo que tenga que implementarse va a ser materia de ley en el Congreso.
–¿Hay apoyo popular? ¿Ya está despenalizado socialmente el aborto?
–No, en Chile hay una situación de penalización social muy fuerte. Las tres causales son muy recientes y además fueron muy acotadas. Se estimaba que iban a impactar en un 3 por ciento de los abortos anuales en Chile y no llega a eso. El reglamento de aplicación quedó en manos de la administración anterior y además hay ciertos estructurantes de la ley que limitan mucho su impacto como la objeción de conciencia institucional, y en el caso de las niñas, la causal de violación se restringió demasiado contra toda evidencia. La Sociedad de Ginecología advirtió que las niñas demoran más en reportar y descubrir que están embarazadas y se estableció que pueden abortar hasta la semana 14 de gestación. Entonces, no acceden.
–¿Piensan que el aborto y los derechos sexuales pueden ser uno de los ejes para que militen el “No” contra el texto constitucional?
–Nosotras tenemos muy presentes de la experiencia reciente latinoamericana que los derechos sexuales y reproductivos en el fondo operaron como paraguas para sectores que estaban en contra de muchas otras cosas. Es un fuerte catalizador del movimiento no solo a favor, sino también en contra. Moviliza mucho. Las personas que están por el rechazo ya iniciaron una gira de campaña y al menos, yo tengo mucha esperanza, en que esa movilización de mujeres que fue definitiva para la segunda vuelta presidencial, y en el fondo nos dio la victoria –nosotras ganamos gracias a las mujeres de todas las edades pero en especial a las jóvenes–, que pueda contrarrestar esa movilización basada sobre todo en el miedo.
Violencia machista y femicidios
–¿Qué tasas de femicidios tienen en Chile?
–Una tasa que es estable. Pero tenemos el problema de cómo registramos. No tenemos un instrumento único. Actualmente en lo que va del año llevamos contabilizados 11 femicidios concretados, que es una cifra muy alta. Y tenemos un aumento de femicidios frustrados: han subido porque también ha ido mejorando el sub-reporte que antes había. Lo que antes se caratulada como lesiones graves ahora está calificando como femicidio frustrado. Nos dicen: si estamos haciendo lo que hay que hacer ¿por qué no disminuyen las cifras? Y tenemos el mismo debate hace muchos años: ¿está aumentando la violencia o nos estamos acercando por fin a medirla en la dimensión que siempre tuvo? Y eso es algo que no está resuelto. Porque siempre que desarrollamos nuevos instrumentos encontramos otros punto ciegos. Ahora estamos reactivando la discusión legislativa de la Ley Integral de Violencia que tiene media sanción y pasó al Senado.
La ministra chilena señaló además que el énfasis de su gestión está puesto en garantizar autonomía económica a las víctimas de violencia de género. “Por eso me parece muy interesante el Programa ‘Acompañar’”, destacó. Gómez Alcorta precisó que en un año y medio de funcionamiento en el “Acompañar” se inscribieron 152 mil mujeres y disidencias en situación de violencia por razones de género. A través de ese programa, el principal eje de su gestión, se les brinda un subsidio durante 6 meses.
–Si no hay acceso al bienestar material, a poder tener un colchoncito cuando te tengas que ir porque la cosa se puso mala no hay política de erradicación y sanción posterior que vaya a funcionar. En la campaña nos comprometimos a aumentar la cobertura de los dispositivos de violencia y en particular nosotras queremos cambiarle el enfoque: tenemos toda una institucionalidad de protección que está orientada a conseguir al judicialización. Pero eso tiene límites muy claros porque si la judicialización es la puerta de entrada a la institucionalidad de protección y reparación, –y ya sabemos que en Chile las mujeres se demoran siete años en denunciar –entonces solo vas a tener un acceso a los dispositivos de protección y reparación cuando la violencia es muy aguda, cuando ya tiene consecuencias muchas veces irreparables. Queremos cambiar el foco de la intervención y que su fin último sea la judicialización –señaló Orellana.
Gómez Alcorta contó que le comentó a Orellana sobre la pelea interna que tuvo dar para que en el Acompañar no se exija para ingresar la obligación de denunciar al agresor. “Si le preguntás a cualquier persona que hay que hacer (ante un caso de violencia de género) te dice denunciar. Porque esa era la respuesta que daba el Estado. La denuncia es una opción entre muchas otras. Para nosotras salvo en casos de mucho riesgo, no lo consideramos como una opción importante”, agregó la ministra argentina en coincidencia con la posición de su par chilena.
Las protestas contra el abuso en las escuelas chilenas
Se le preguntó también a Orellana si están llevando adelante desde Gobierno algún trabajo dirigido a varones que ejercen violencia de género.
–Los planes para varones que ha hecho el Ministerio de la Mujer no han tenido financiamiento adecuado y se limitaban a un taller de tres sesiones. En Chile mucho más discutida que la educación sexual integral está el concepto de educación no sexista. Es una demanda que han levantado docentes, estudiantes y el movimiento feminista y que tiene que ver con transformación curricular no solo en el área de ESI sino con la modificación de las prácticas profundas de aulas en todo el sistema educativo y de los contenidos. Es un repensar el espacio, la práctica y el currículum en educación. Y es una pregunta profunda cuál es el lugar de la escuela en la perpetuación de la violencia. Creemos que el trabajo con masculinidades positivas tiene que ir sobre todo del lado de la educación no sexista y el trabajo articulado con el sistema de educación. Y ahora tenemos una oportunidad y es un dolor muy grande también, y tiene que ver que con el retorno a la presencialidad en las escuelas estamos teniendo una conflictividad de género muy grande. No solo en los ciclos de educación secundaria y universitaria, sino también la inicial.
–¿A qué se refiere?
–Más denuncias de abuso y acoso entre compañeros y de profesores y profesoras a estudiantes Están habiendo marchas periódicas entre las estudiantes hasta la puerta del Ministerio de Educación, para denunciar que los protocolos de violencia no están siendo efectivos, que los profesores desestiman las denuncias. Esa es una oportunidad porque ahora los apoderados de las escuelas están espantados porque se devela esa violencia que antes ocultaban las estudiantes o sobrellevaban solo entre ellas sin concurrencia de los adultos. Y digo que es una oportunidad porque las mismas estudiantes no quieren que expulsen a su compañero sino que quieren un entorno educativo que sea no sexista.
La reacción conservadora
Sobre si observan una reacción más violenta ante el avance de los feminismos, Orellana respondió:
–Creo que hay que tener cuidado al expresar eso porque muchas veces se habla de una reacción de los hombres, como sujetos individuales de la violencia ante el avance de las mujeres: yo creo que lo que hay es un avance de los discursos reaccionarios que defienden el orden de género pero el orden económico actual también, porque depende del orden de género. No es solo una cuestión psicológica de los hombres que se sienten amenazados.
Gómez Alcorta apunta: No solo de los hombres porque tenemos voceras mujeres que forman parte de los mismos discursos reaccionarios. Orellana asiente y continúa:
–Quienes son refractarios a los derechos de las mujeres han identificado muy bien que necesitan levantar referentes mujeres también.
Gómez Alcorta agrega: Forma parte del mismo fenómeno. Es una nueva estrategia mejorada, de esa reacción.
Diversidad y disidencias sexuales
El ministerio que encabeza Orellana no tiene competencia en sobre la agenda LGBTTIQ+. “Actualmente Chile no tiene una institucionalidad donde se acoja las deudas que existen con la población LGBTIQ+”, indicó. Y explicó que acaban de convocar a organizaciones de la diversidad y disidencia a una mesa para debatir qué área se hará cargo. El pasado 31 de marzo, en el Día de la Visilibilidad Trans, por primera vez se izó en la Casa de la Moneda la bandera trans y también por primera vez personas trans entraron al Palacio de Gobierno y tuvieron un acto oficial.