Pese a que se prevé una desaceleración en mayoristas y alimentos, otros factores mantendrán alta la suba de precios tanto en lo que queda de enero como en febrero.
Tras el récord de inflaciónen diciembre, la cifra más alta en 32 años, no se vislumbra una pronta desaceleración a raíz de lo que va de enero y del escenario que se proyecta para febrero, especialmente luego de anunciado un tarifazo en el transporte público para el mes entrante.
La suba de precios de un 25,5% en el último mes de 2023 hizo dar un nuevo salto a las proyecciones privadas para enero. Según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que elabora el Banco Central, las consultoras y bancos pasaron de estimar un 19% a pronosticar un 25,0% de inflación mensual para el primer mes de 2024. Es decir, una desaceleración prácticamente nula.
Ahora, este escenario parece estar comprobándose, incluso a pesar de algunos datos positivos. En este último sentido, la consultora LCG mostró que, desde el pico del 11,5% post devaluación en la tercera semana de diciembre, la inflación de los alimentos lleva cuatro semanas consecutivas a la baja, hasta alcanzar «solo» un 2,1% en la tercera semana de enero.
En paralelo, la inflación mayorista también tuvo una fuerte desaceleración. Diciembre mostró en este segmento un impresionante 54% de aumento, no tanto por el atraso de precios (ya que en los mayoristas nunca rigieron de hecho los acuerdos de precios), sino por un impacto más fuerte de la devaluación, debido a la mayor presencia de componentes importados que en el segmento minorista, entienden en el sector.
ntonces, la ausencia temporal de un nuevo salto devaluatorio, permite que el pronóstico del sector sea una baja de la inflación mayorista hasta un 10% final en enero, una caída de más de 40 puntos. En paralelo, Fernando Savore, titular de la Federación de Almaceneros de Buenos Aires (FABA), señaló a El Destape que «los aumentos de la inflación mayorista de diciembre ya fueron trasladados» a los comercios minoristas de proximidad, un elemento que aportaría a una desaceleración también de la inflación minorista.
Sin embargo, estos datos positivos no evitan un piso inflacionario alto. Complementados con otros datos negativos, brindan un escenario que se acerca al pronóstico volcado en el REM.
Martín Epstein, economista del CEPA, anticipó a este portal que para enero es esperable un 28% de inflación núcleo, es decir, la que no tiene en cuenta precios estacionales o influidos por variables externas a la macroeconomía.
A ello, agregó Epstein, se le sumará el fuerte impacto de la suba de prepagas en el rubro salud, con promedios de entre un 40 y 50% tras la liberación del valor de las cuotas incluida en el mega DNU de Milei en diciembre. También, señaló el economista, se sentirá el impacto de la suba en el rubro transporte, no solo por el incremento del boleto de colectivos y trenes en el AMBA, de un 45%, sino también de los combustibles, que aumentaron un 26% el 3 de enero pasado.
Qué se puede esperar para la inflación de febrero
Para febrero, la proyección tampoco es alentadora. A fines de diciembre, el relevamiento del BCRA anticipaba para el próximo mes una inflación del 18,2% (tres puntos más que a fines de noviembre). Esta cifra sea probablemente un piso antes que un techo, ya que, más allá de lo que ocurra con la inflación en productos de consumo masivo, no tiene en cuenta el tarifazo de un 250% en el transporte que comenzará a regir dentro de diez días. Este último es, además, de uno de los rubros que más efecto multiplicador tiene sobre las demás categorías de la economía.
En febrero también comenzará a regir la suba de la tarifa del gas, producto de una quita del 33% al los subsidios para el precio en boca de pozo (PIST). La audiencia por la tarifa de la luz tendrá lugar este próximo viernes. Sumado al inicio pleno del efecto de la reapertura de paritarias en la mayoría de los gremios, implicará asimismo una importante suba de costos para el sector patronal, que será nuevamente trasladado a costos.
Al contrario, aunque un nuevo salto devaluatorio es inevitable al corto plazo tras mantener al dólar oficial planchado durante ya un mes y medio, las consultoras y bancos relevadas por el BCRA esperan que este se produzca recién entre marzo y abril.
Este pronóstico sombrío para los próximos meses es estimado por LCG, que, por ello, incluso le resta importancia a la baja inflacionaria de los alimentos en enero. «La inflación de alimentos se desacelera semana a semana luego del pico de diciembre, pero esto no indica mucho: faltan ajustes de tarifas y de otros precios rezagados, y el renovado y gradual atraso cambiario deberá corregirse en marzo/abril, lo que causará nuevos aumentos(aunque de menor magnitud que los de diciembre)», señaló la consultora en su último informe semanal.
Fuente:https://www.eldestapeweb.com/economia/inflacion/la-inflacion-no-baja-y-anticipan-un-numero-alto-para-todo-el-verano-20241220547