El Vaticano mueve a sus diplomáticos de Hong Kong y Taiwán y rediseña su relación con China


El Vaticano es el único Estado europeo en tener relaciones diplomáticas con Taiwán.

 

El Vaticano movió en la última semana a sus representantes diplomáticos en las oficinas de Hong Kong y Taiwán en el marco de un rediseño de la relación con China tras el acuerdo firmado en 2018 entre la Santa Sede y el gigante asiático, que es considerado el «primer paso» para más acercamietos entre Roma y Beijing tras más de medio siglo sin relaciones bilaterales.

La salida el 31 de enero del encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica en Taipei, monseñor Arnaldo Catalán, sumada a la del jefe de misión en Hong Kong, Javier Herrera Corona, anunciada el 5 de febrero, se enmarcan en un «rediseño» de los lazos entre Roma y Beijing, plantearon fuentes vaticanas a Télam.

El Vaticano, único Estado europeo en tener relaciones diplomáticas con Taiwán, nunca tuvo lazos bilaterales formales con Beijing tras la proclamación de la República Popular en 1949.

De hecho, un acuerdo firmado en 2018 por voluntad del papa Francisco y luego renovado por dos años en 2020 para la designación conjunta de obispos no solo fue el mayor acercamiento bilateral en más de medio siglo sino que fue descrito por la Santa Sede como un «primer paso».

El acuerdo vence en octubre de este año y las dos diplomacias ya trabajan en los próximos pasos, que podrían incluir un nuevo mapeo de la cantidad de diócesis en las que dividir a China, un número en el que hay discrepancias entre Roma, que habla de 146 diócesis, y Beijing, que reconoce por ahora solo 98.

En ese contexto, la transferencia de Catalán a la Nunciatura en Ruanda y de Herrera Corona a la de Congo y Gabón deja a Taiwán y Hong Kong sin representación de diplomáticos de alto nivel.

La movida diplomática de la Santa Sede se da en una meseta de tranquilidad tras varios años de conflictos en Hong Kong marcados por las revueltas en el territorio chino por los deseos de grupos separatistas de tener mayor autonomía de Beijing.

En 2020, en un hecho nunca aclarado por el Vaticano, el Papa omitió de un discurso una referencia prevista a la situación en Hong Kon, en el que planteaba sus «sinceras preocupaciones» a los conflictos, según denunció luego el diario hongkonés South China Morning Post.

En el caso de Taiwán, en tanto, las tensiones entre Taipei y Beijing nunca han bajado el tono desde la proclamación de la República Popular de 1949 y la decisión de la isla de mantenerse independiente.

De todos modos, en la circular de la secretaría de Estado con la que el Vaticano anunció la salida de Catalán, Taiwán apareció nombrado como China (Taipei), una fraseología más cercana al deseo unionista de Beijing.

En noviembre de 2019, durante los telegramas que envió en medio de la gira que lo llevó a Tailandia y Japón, el Papa llamó «Nación» a China, apenas «territorio» a Hong Kong y solo habló de «pueblo» en Taiwán, pese a que la isla asiática es la única de los tres que mantiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

El acuerdo de 2018, por el que ya se han nombrado a cinco obispos con acuerdo de Roma y Beijing, puso fin a más de cincuenta años de división en la Iglesia local, entre una facción que seguía a la Santa Sede y otra leal al Partido Comunista.

En 2020, al renovar el acuerdo por otros dos años, el Vaticano planteó que «la Santa Sede, considerando que el inicio de la aplicación del referido acuerdo, de fundamental valor eclesial y pastoral, fue positivo, gracias a la buena comunicación y colaboración entre las partes en el asunto acordado, tiene la intención de continuar el diálogo abierto y constructivo para alentar la vida de la Iglesia católica y el bien del pueblo chino».

Cuando en 2020 el Vaticano y China renovaron el acuerdo, la Santa Sede recibió y resistió fuertes presiones del entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, quien había planteado que la prórroga ponía en juego la credibilidad de Roma a nivel internacional.

Si bien el contenido del acuerdo se mantiene en secreto, Télam pudo confirmar de fuentes vaticanas que el texto, de 10 páginas, otorga al Papa la decisión final sobre las designaciones episcopales, en base a un sistema de ternas elevadas por Beijing.

La firma del acuerdo supuso la normalización de la vida de la Iglesia católica en China, tras años de división entre los prelados designados por el Vaticano y los designados por Beijing a través de la denominada Asociación Patriótica, una Iglesia creada por el Gobierno chino para controlar la vida católica en el país.

Según diversas estimaciones, los católicos en China alcanzan los 10 millones.