Los encuentros llaman la atención, en especial el de 2018 y, como sucede con las fotos en la quinta Los Abrojos, plantea la cuestión del peligro de parcialidad y falta de independencia. Justo se trata de los magistrados que, por entonces, ya sabían iban que iban a juzgar a CFK.

En el dictamen de la Comisión Iberoamericana de Etica Judicial (CIEJ) se señala, en su punto 28, “las reuniones de jueces y responsables políticos pueden afectar a la separación de poderes, por lo cual algunos ordenamientos prohíben este tipo de actos”. La CIEJ desaconseja los encuentros públicos y privados, pero seguramente desaconsejaría todavía más una reunión entre una de las denunciantes y los jueces que van a protagonizar uno de los juicios más importantes de la política nacional. O sea, que lo que correspondía es que Gorini y Giménez Uriburu, sabiendo que iban a ser jueces en la causa contra CFK, se abstuvieran de concurrir a ese encuentro con Bullrich, que era denunciante en el expediente. Nuevamente se plantea el interrogante: ¿cómo se sentiría cualquier ciudadano que toma conocimiento de que dos jueces se reunieron con una de sus denunciantes, aunque invoquen cualquier razón?

Este viernes se debatirá oralmente en la audiencia del juicio conocido como Vialidad la cuestión de las recusaciones de Luciani y su compañero, Sergio Mola. Primero hablarán las defensas, explicando sus argumentos y luego contestarán los integrantes del ministerio público. En el caso de Mola, hay constancias de una vista a la Casa Rosada a ver al secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas, compañero de Fabián Pepín Rodríguez Simón en el armado de la mesa judicial. Luciani se alinea en Liverpool y en las audiencias impulsa acusaciones sabiendo que uno de los jueces es su amigo.

Como se ve, se van sumando elementos que exhiben la mezcla de fiscales y magistrados con el aparato político de Juntos por el Cambio. A ambas partes les parecían naturales los encuentros, sociales y no sociales: son un equipo dentro y fuera de la cancha. Como en el caso del paddle, del fútbol y del bridge son partenaires, lo que incluye a los jueces de Casación, los de la Cámara Federal y ahora a dos de los tres magistrados que tienen la palabra final en un proceso contra CFK, la figura a la cual apuntan los poderes nacionales e internacionales.