Los ejes del discurso de Alberto Fernández en la Cumbre Iberoamericana

Alberto Fernández en el Centro de Convenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Republica Dominicana. (Fuente: Presidencia)
Alberto Fernández en el Centro de Convenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Republica Dominicana..

Desde Santo Domingo

Todos en Santo Domingo saben lo que pasa dentro del Centro de Convenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, un edificio colonial de 1947 que fue mandado a construir por el ex dictador de República Dominicana Rafael Trujillo, y alberga este sábado a representantes de 19 Estados latinoamericanos y tres europeos (España, Portugal y el micro-estado de Andorra). Se está llevando a cabo la jornada de cierre de la XXVIII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado de la Conferencia Iberoamericana y el clima de playa, los tragos con ron Brugal y los platos de pescado con plátano frito que hacen caribeña a la ciudad son opacados por operativos de seguridad que incluyen sonidos de sirenas policiales y gente armada en muchas esquinas. 

El presidente Alberto Fernández es el tercero en la lista de oradores. Su discurso se extiende un poco más de los siete minutos que pidió la organización y hace foco en lo que viene planteando cada vez que tiene posibilidad en los últimos encuentros internacionales: los efectos económicos de la pandemia, la guerra y – ahora- el cambio climático que se materializa en Argentina a través de la sequía; los sobrecargos del Fondo Monetario Internacional; y la necesidad de industrializar los recursos naturales de la región para valorizar las exportaciones. Con el Salón Oval como próxima escala, el Presidente apunta contra Donald Trump y se refiere por primera vez  en un foro internacional a la invasión Rusa contra Ucrania como una «guerra inexplicable que altera la economía global».

«El Caribe se ve expuesto al avance de las aguas del mar mientras soporta huracanes inclementes. El resto de América Latina también sufre. Hoy golpea a la Argentina una sequía histórica que compromete a productores, impacta sobre el valor de los alimentos y restringe recursos financieros esenciales para la recuperación económica y de ingresos de nuestra gente. La Argentina se encuentra profundamente comprometida con la implementación del Acuerdo de París. Avanzamos en la transición hacia energías renovables, la adopción de energías limpias para la reducción de las emisiones, así como la erradicación de la deforestación ilegal y la restauración de los ecosistemas», explica.

A última hora del viernes, Fernández todavía intercambiaba mensajes con el ministro de Relaciones Exteriores Santiago Cafiero por algunos párrafos del discurso, que terminó de definir minutos antes de entrar al salón. El cuestionamiento a la arquitectura financiera global en contexto de cambio climático fue el eje sobre el que se escribieron el resto de los párrafos. En este marco, el presidente insiste: «Para alcanzar tal cometido a nivel global, la arquitectura de financiamiento climático multilateral debe ser justa, transparente y equitativa, basada en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas». 

El turno de Fernández fue justo después de su par ecuatoriano Guillermo Lasso, encuentro esperado dada a la reciente crisis diplomática que tuvieron hace días por la exministra de Transporte y Obras Públicas durante el gobierno de Rafael Correa, María de los Ángeles Duarte, que terminó su estadía de dos años como asilada en la embajada Argentina y pudo trasladarse a la de Caracas, Venezuela. Los presidentes ya se habían cruzado en la cena inaugural del evento el día anterior: «El saludo fue frío, como era de esperar», aseguraron desde la Comitiva Presidencial. Ninguno de los dos hizo referencia alguna al conflicto durante la Cumbre.

«La globalización otra vez se muestra frágil. El capitalismo financiero hace temblar la economía cuando otra de sus burbujas cargadas de especulación explota inesperadamente. El mundo central que pasivamente deja inflar esas burbujas, corre en socorro del sistema ante la explosión para que el efecto dominó que ya vivimos hace quince años no vuelva a asomar. A esta altura de los acontecimientos, con tanta concentración, con tanto juego especulativo, ya deberíamos entender que al sistema financiero actual no hay que socorrerlo más. Debemos cambiarlo drásticamente», apunta el presidente argentino.

Sentado a la derecha de Cafiero y con la portavoz presidencial Gabriela Cerruti de fondo, Fernández aprovecha a reclamar contra los sobrecargos que el FMI cobra a países que se endeudan por encima de lo que corresponde por su cuotaparte, como Argentina: «Resultan abusivos«, apunta y agrega: «Es necesario acrecentar la transparencia de las instituciones financieras internacionales y abogar por un mayor acceso a facilidades crediticias, a fin de impulsar el crecimiento y el desarrollo antes de que la especulación». 

Finalmente, el Presidente se refiere al agregado de valor de las exportaciones: «Proyectos como el desarrollo del litio, el hidrógeno verde, la agricultura familiar y los avances en ciencia, tecnología e innovación requieren un esfuerzo de cooperación importante. El destino deseado no es un regreso al pasado. Tenemos materias primas que debemos ser capaces de industrializarlas para que nuestras exportaciones se potencien», complementó. Por último, llama a la unidad de la región como una «necesidad política. Nadie se salva solo, nos diría Francisco», sentencia el presidente. 

Fernández ya se sacó la chacabana, una camisa blanca conocida por sus cuatro bolsillos y una hilera de alforza, muy representativa de la moda dominicana que le regaló a todos los presientes el gobierno anfitrión. La había usado minutos antes para el encuentro bilateral con el presidente español Pedro Sánchez en el Hotel Embajador, donde ambos se encuentran alojados. 

El objetivo fue avanzar con el Acuerdo Mercosur- Unión Europea. En virtud de la presidencia pro témpore del Mercosur que tiene Argentina en este semestre, y que España tendrá la de la Unión Europea en el segundo semestre, las partes cuentan con la decisión política de intensificar las negociaciones para arribar a un acuerdo Unión Europea-Mercosur «mutuamente beneficioso y equilibrado».

La principal traba hoy está en el Pacto Verde, un tratado con ambiciosos objetivos en materia ambiental que dejaría a casi todos los rubros de la producción local imposibilitados de acceder al mercado europeo; mientras que los industriales de allí tendrían vía libre para ingresar sus manufacturas al Mercosur. En este escenario la Argentina le presentará en julio a España cuatro documentos que plantean nuevas bases de discusión para rever condiciones de exportación de productos hacia Europa, aunque no reabre el acuerdo que se negoció durante veinte años. 

Durante la reunión las autoridades de ambos países también remarcaron la importancia de la Cumbre UE-CELAC, que se realizará en Bruselas los días 17 y 18 de julio de este año y representa una gran oportunidad de relanzar las relaciones entre América Latina y Europa.