El Frente de Todos transita un nuevo momento de extrema tensión tras la media sanción del proyecto de ley por el acuerdo con el FMI, que dejó más expuestas que nunca las diferencias que existen dentro de la alianza oficialista. El sábado hubo un intenso intercambio de declaraciones, con acusaciones y defensas cruzadas por el ataque al despacho de Cristina Kirchner. Fue luego de la publicación de la carta del sector del Frente de Todos que votó en contra, mayoritariamente La Cámpora, criticando la negociación del gobierno con el FMI en general y la actuación del ministro de Economía, Martín Guzmán, en particular.

«Aturden el silencio y la parsimonia del Gobierno frente al ataque al despacho de la vicepresidenta», denunció el sábado por la mañana uno de los líderes de La Cámpora, Andrés Cuervo Larroque. La vocera presidencial, Gabriela Cerruti, salió a aclarar: «Ante el ataque sufrido por nuestra vicepresidenta, el Presidente actuó de inmediato enviándole un mensaje a ella y a su secretario privado, preocupado por su integridad física, la de sus allegados y del personal que trabaja con ella». Al mismo tiempo, ordenó que el Ministerio de Seguridad investigue lo ocurrido buscando identificar a los autores de semejante vandalismo. Que nadie dude. El Presidente y todo el gobierno nacional desprecia y repudia la violencia y espera que la Justicia identifique, juzgue y castigue a los responsables de semejante hecho», concluyó.

La vicepresidenta publicó el video mostrando cómo quedó su despacho tras ser apedreado el día de la sesión en Diputados a las siete de la mañana del viernes. Aseguran que le pidió al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, mantener el tema en reserva hasta el día siguiente, para no entorpecer la votación. El Presidente compartió en Twitter un mensaje de un periodista que decía: «de algo no tengo dudas: si Néstor Kirchner estuviera vivo y fuera diputado, anoche habría votado sí”. En el kirchnerismo no cayó nada bien el retuiteo, tanto la vicepresidenta como Máximo Kirchner han dejado trascender que no comparten las menciones y comparaciones con Néstor Kirchner sobre este tema.

Si bien desde todos los sectores del espacio que fueron consultados por PáginaI12 aseguran que no tienen la intención de romper y que «no hay otra forma de llegar a 2023 que no sea en unidad», la gran pregunta es qué mecanismos encontrarán para seguir conviviendo. Uno de los desafíos de ahora en adelante será cómo llegar a las metas establecidas en el acuerdo con el FMI y sobre qué sectores de la sociedad pesará la necesidad de aumentar la recaudación y disminuir el déficit fiscal. 

Los cruces internos

Desde sectores que responden a la vicepresidenta definen la publicación de la carta como una «advertencia» sobre las políticas con que el gobierno de Fernández llegará a las metas que impondrá el FMI. Tanto desde La Cámpora, como desde los diputados de extracción sindical, que se abstuvieron a la hora de votar en el recinto, advierten que la deuda «la deberán pagar los sectores que más tienen».

Desde el Gobierno aclaran que ya conocían de antemano la posición de La Cámpora, que Máximo Kirchner ya había adelantado que ni él ni los diputados de su espacio iban a hablar en el recinto el día de la votación, y también había contado que iban a publicar una carta después. Durante el día de la votación, en Casa Rosada destacaban esa actitud y consideraban que con esta actitud el exjefe de bloque no había «roto todo». «Podría haber bombardeado y no lo hizo», destacan. Máximo Kirchner y el Presidente actualmente no mantienen ningún tipo de diálogo, Fernández considera que «se equivocó»  y que «no entiende y le duelen ciertas actitudes que tiene con él porque lo vio crecer», dicen desde su entorno, pero destacan que ninguno de los dos quiere dinamitar el FdT.

Los extremos

Las posiciones más duras existen en todos los bandos. Dentro del «albertismo», por ejemplo, hay quienes piden «que los pibes –por La Cámpora– paguen por no haber votado a favor», y que una de esas represalias sea quitarlos de lugares de representación importantes, como del PAMI o la Anses, dirigidos por Luana Volnovich y Fernanda Raverta, ambas de la agrupación que lidera Kirchner.

Desde el entorno más próximo del mandatario, empero, aseguran que «Alberto les dice que eso no va a pasar y que hay dos prioridades: sacar el acuerdo y mantener el frente unido. Sin embargo, todo queda anotado y está claro que tenemos un tema político interno importante que resolver porque las críticas se expresaron de una manera dura«. «Nosotros estamos haciendo lo que el Presidente prometió, que es solucionar los problemas y gestionar, lo otro es testimonial», repiten, mientras mastican bronca los más enojados cerca de Fernández. Agregan que «ellos deben responder cómo siguen siendo parte de un gobierno con el que no comparten la mirada económica».

En los sectores ligados a la vicepresidenta recuerdan que son socios fundadores de la alianza y que «de ahí no te vas, tratás de conducir». Consideran que tienen derecho a opinar y ser escuchados a la hora de tomar definiciones y aclaran que eso no ocurrió. Insisten en que el ministro Martín Guzmán no fue claro a la hora de explicar las condiciones en las que iba avanzando con el acuerdo. Desde Casa Rosada responden recordando la frase de la carta de CFK: «la firma la tiene el Presidente». «Eso fue lo que hizo, tomó una definición, y avanzó», consideran.

Desde el entorno de Massa, la tercera pata del frente, destacan el desempeño del presidente de la Cámara Baja en cosechar los votos para el acuerdo. «Con 77 votos del oficialismo, Massa logró 202 en total, lo cual habla de su gran capacidad política para sacar la ley que le había pedido el Presidente», sostienen. Además, afirman que el rol del Frente Renovador es el de «tender puentes» entre los distintos sectores.

En relación a cómo seguirá la agenda parlamentaria para alcanzar las metas impuestas por el FMI, el massismo tiene una postura definida. El énfasis está puesto en el paquete de leyes productivas, con el objetivo de «generar incentivos para que el sector productivo y privado pueda generar más y que el peronismo sea movilidad ascendente a partir del desarrollo que puedan generar los diferentes sectores». En ese marco, consideran que «la Ley de Agroindustria será muy importante para el campo. Tender la mano del Estado para promover a los sectores más dinámicos».

Mientras se da esta discusión dentro del oficialismo, con sectores que bregan por que los sectores concentrados se hagan cargo de la deuda, desde la Mesa de Enlace no tardaron en plantar su postura, con tono de amenaza. «Circulan versiones que indican que el gobierno evalúa elevar las retenciones al trigo y al maíz, que perjudicaría, una vez más, a los productores agropecuarios», escribieron en un comunicado. «No deben seguir provocando al sector que más aporta al país», agregaron y advirtieron que, al igual que en 2008, «no lo permitiremos y no dudaremos en defender nuestros derechos como hicimos hace 14 años».